Extraordinaria jornada la que tuvo lugar el 30 de junio de 2017 en la sede de la Fundación Pons, en Madrid, en la que Bayer CropScience Iberia, el CSIC, y la UC3M compartieron una abierta exposición, y temas de debate, sobre el futuro de la alimentación, con especial referencia a los transgénicos y a la innovación en el sector alimentario.
No es un secreto que en el mundo muchas personas mueren de hambre, tampoco es un secreto que uno de los objetivos globalmente aceptado es erradicar el hambre, al menos nadie se atreve a decir que este segundo no sea uno sus objetivos, podríamos decir entonces que erradicar el hambre sería una cuestión holística, no ideológica.
La población humana crece a una velocidad superior a la que se producen las mejoras genéticas naturales, en procesos evolutivos lentos. La tecnología actual permite hoy en día realizar modificaciones genéticas, con resultados similares a los que se producen en una evolución genética, y además, con pruebas ya evidentes de que no son perjudiciales para la salud. Además, esto se puede realizar ya, sin dejar rastro o prueba de que haya habido modificación. La Unión Europea, a nivel científico sabe y tiene probado que no existe problema, y deja sencillamente la necesidad de informar en etiqueta como derecho a saber lo que se come, aunque después da libertad a que cada país regule sobre esta normativa. Aquí es donde aparece la ideología, y donde países sin especial interés en dichos productos o mercados, porque no tienen empresas y científicos en estos contenidos, los prohíben o dificultan su entrada, en fin, a eso se le ha llamado proteccionismo desde hace mucho tiempo.
Las modificaciones genéticas se utilizan para conseguir semillas con propiedades o capacidades mejoradas ante climas específicos, etc, donde es especialmente interesante que permiten usar menos suelo, que un cultivo ordinario, siendo capaces de llegar a triplicar esta capacidad, esto es, producir más con menos.
La tecnología va ofreciendo nuevas soluciones y avances en todos los campos, también para la alimentación, de cuyo avance nos hemos ido beneficiando con una mejor salud y calidad, se sigue avanzando en la digitalización de la agricultura, a través de la sensorización, etc, la tecnología es agnóstica, pero la política parece no ayudar contra el hambre.
